lunes, 22 de enero de 2007

El ser bajo la luz de la luna (H.P Lovecraft)

Morgan no es precisamente lo que podia lo que podriamos llamar un hombre de letras; su ingles es siempre deplorable e incoherente. Que haya podido escribir lo que escribio es, por lo tanto, algo que me sorprende, por mas que a otros solo mueva risa.
Se encontraba a solas la noche en que se dio a escribir, mejor dicho, la noche en que lo asaltaron unos incontenibles deseos de ponerse a escribir. Arrastrado por la extraña fuerza acometio lo impensable, tomo la pluma y redacto el siguiente texto:
"Mi nombre es Howard Philips. Mi casa esta situada en college street,66, providence, Rhode island. Ignoro en que fecha estamos, pero recuerdo que el 27 de noviembre de 1927 me quede dormido y tuve un sueño; desde entonces no eh conseguido despertar.
"el sueño comenzo en algun paraje del norte, humedo, cenagoso y con cañaverales, durante un gris dia otoñal, cerca de un alto acantilado de rocas cubiertas de liquenes. Llevado por cierta curiosidad, comence a escalar por una especie de grieta en la pared se abrian oscuras bocas de profundas madrigueras que avanzaban hacia el interior de la mesete rocosa.
"A menudo el paso se encontraba techado por una suerte de angostamiento de la parte superior de la ya de por si estrecha fisura. Naturalmente, en esas areas la oscuridad era impenetrable y se tornaba imposible distinguir las posibles madrigueras que hubiese alli. Mientras me hallaba en uno de esos tramos, fui ganado por un intenso miedo, el panico de que alguna proyeccion intangible de los abismos se apodero de mi espiritu; pero la densa oscuridad hacia imposible que tratara de descubrir algun motivo mas o menos racional para esta sensacion.
"Luego de una trabajosa escalada, llegue a una meseta de roca revestida de musgos y muy poca tierra, la que era iluminada por una lupa evanescente. No habia ningun ser vivo a mi alrededor. No obstante, adverti una extraña agitacion un poco por debajo de mi, entre el cañaveral del pantano fetido que poco antes dejara atras. "Camine un trecho hasta que me encontre unas vias de tranvias muy oxidadas y varios postes carcomidos de los que todavia colgaba el cable flacido del trole. Caminando por las vias, me encontre un coche amarillo, con fuelle para el acople tipo doble vagon, como los que se usaron entre 1900 y 1910. Aun se leia el numero interno, era el 1852. Naturalmente, estaba vacio, pero parecia a punto de arrancar. El asta del trole estaba alzada y pegada al cable, en tanto que el freno de aire resoplaba de manera intermitente bajo el piso. Subi al vagon y busque con la mirada el interruptor de luz. No lo encontre y tambien note la ausencia de la palanca de comando y del conductor. Me deje caer sobre uno de los asientos laterales. Poco despues oi pisadas sobre la tupida hierba que crecia a ambos lados de las vias, y vi la silueta oscura de dos hombres recortados contra la luz de la luna acercandose. Usaban lo que debian ser las gorras reglamentarias de la compañia, y no fue dificil deducir que debian tratarse del guardia y del conductor. Al pasar junto a mi, uno de ellos olfateo el aire con una profunda inspiracion, levanto la cara y aullo en direccion ala luna. El otro se coloco en cuatro patas y en esa posicion comenzo a correr hacia el extremo delantero del coche.
"Me incorpore vivamente y presa de un frenetico panico salte del vagon y corri leguas por la mesetas, hasta que en cansancio me hizo detener. El panico no broto del hecho de que el guardia se pusiera a correr en cuatro patas, sino, de descubrir el rostro del conductor era una especie de cono blanco que se coronaba en su vertice con un tentaculo rojo como sangre.
"Alcanze a darme cuenta de que no se trataba mas que de un sueño, pero de todos modos no pude liberarme de la desagradable sensacion que me produjo. Desde esa maldita noche no pido otra cosa que despertar, pero aun no lo eh conseguido.
"Por el contrario, con horror he comprobado que soy otro habitante de ese espantoso mundo onirico. La noche dio paso al amaneceres, que me encontro vagando sin rumbo en medio de las desoladas tierras cenegosas. Transcurrio el dia de esa manera y la nueva noche me sorprendio aun vagando y tratando de despertar. En un momento, al apartar unas matas de maleza volvi a ver ante mi el viejo tranvia. A su vera habia otro ser de rostro conico que al cabo de un momento tambien alzo la cabeza y aullo ala luna.
"No hay dia que no suceda lo mismo. Cada noche me sorprende en ese mismo lugar horrible. Trato de permanecer inmovil cuando sale la luna, pero el sueño con el abominable ser aullando ala luna. Entonces no me queda otra alternativa que dar media vuelta y echar a correr desesperadamente.
"¡Oh, Dios, cuando despertare!".

1 comentario:

Anónimo dijo...

La pluma cae impotente de mi temblorosa mano.
con tu amado nombre por tema aunque tu me lo pidas,
no puedo escribir -- no puedo hablar ni pensar---
ay de mi, no puedo sentir; porque no hay sentimiento posible
cuando asi permanezco inmovil en el aureo.aunq callo no oculto tu siniestra imagen


BERCY